Beschreibung:

JOSÉ ROYO (Va­len­cia, 1945). "Joven bor­dan­do". Óleo sobre lien­zo. Fir­ma­do en el án­gu­lo in­fe­rior iz­quier­do. Me­di­das: 61 x 38 cm; 90 x 68 cm (marco). Pin­tor pre­coz, José Royo co­men­zó sus es­tu­dios de di­bu­jo con tan sólo siete años. Tras es­tu­diar con los me­jo­res maes­tros de su ciu­dad, in­gre­sa en la Es­cue­la de Be­llas Artes de San Car­los, y fi­nal­men­te com­ple­ta­rá sus es­tu­dios via­jan­do por los gran­des mu­seos del mundo, em­pa­pán­do­se es­pe­cial­men­te de Goya, Ve­láz­quez y los maes­tros im­pre­sio­nis­tas. Estas in­fluen­cias han mar­ca­do su desa­rro­llo pic­tó­ri­co hasta el punto de con­ver­tir­se él mismo en un maes­tro del post­im­pre­sio­nis­mo, he­re­de­ro de Re­noir, So­ro­lla, Monet o Bon­nard. El cam­bio de­ci­si­vo en su vida lle­ga­rá cuan­do el pin­tor y su fa­mi­lia de­ci­dan tras­la­dar su vi­vien­da al campo; en un pe­que­ño pue­blo cer­cano a Va­len­cia, Royo cons­tru­ye la casa que trae­rá la luz y el color a su obra, la que será una ré­pli­ca exac­ta de su ico­no­gra­fía y vi­ce­ver­sa, una casa llena de ge­ra­nios y na­ran­jos donde la luz es pre­cio­sa en cada mo­men­to del día, en un rin­cón di­fe­ren­te. Sin em­bar­go, la esen­cia de la cul­tu­ra me­di­te­rrá­nea que este ar­tis­ta lleva den­tro le exi­gía, cada vez con más in­sis­ten­cia, pin­tar el mar. Royo en­con­tró en­ton­ces su se­gun­do pa­raí­so en Ma­llor­ca, en la cala Sal­mu­nia, donde se tras­la­da cada ve­rano para pin­tar desde los se­ten­ta. En pa­ra­le­lo, su ca­rre­ra será cada vez más exi­to­sa, pri­me­ro en Es­pa­ña y pron­to en toda Eu­ro­pa. El en­can­to me­di­te­rrá­neo mo­de­la­do por el vir­tuo­sis­mo de Royo se­du­jo tam­bién al mer­ca­do ja­po­nés y des­pués al sud­ame­ri­cano si bien ha sido, sobre todo, el éxito en Es­ta­dos Uni­dos el que ha con­so­li­da­do a este ar­tis­ta como una de las fi­gu­ras clave de nues­tra época. Por otra parte, el afán de in­ves­ti­ga­ción de Royo le ha lle­va­do a ex­plo­rar otros cam­pos como la es­cul­tu­ra o la se­ri­gra­fía, vién­do­se siem­pre acom­pa­ña­do del re­co­no­ci­mien­to del pú­bli­co. Asi­mis­mo, ha des­ta­ca­do como re­tra­tis­ta, efi­gian­do a los pre­si­den­tes y Altos Ma­gis­tra­dos del Tri­bu­nal Su­pre­mo es­pa­ñol, a per­so­na­li­da­des de la aris­to­cra­cia y a Su Ma­jes­tad Don Juan Car­los I para la Em­ba­ja­da de Es­pa­ña en Japón. Royo está ac­tual­men­te re­pre­sen­ta­do en el Museo Dio­ce­sano de Bar­ce­lo­na, entre otras co­lec­cio­nes.