Seguidor de MANOLO MILLARES (Las Palmas de Gran Canaria, 1936 – Madrid, 1972). “Antropofauna”. Técnica mixta sobre lienzo. Firmado en el ángulo inferior derecho. Medidas: 59 x 69 cm; 63 x 73 cm (marco). Esta obra sigue fielmente los modelos estéticos establecidos por Manolo Millares, artista conocido también por sus “antropofaunas”. Estos modelos estéticos tienen que ver con la explotación al máximo de las posibilidades de la arpillera, que desgarra, rompe, perfora, cose y recose, ensalzando así el valor de la materia como vehículo de expresión de Manolo Millares. Su paleta se reduce y se torna sobria, predominando el ocre de la arpillera y los colores negro, rojo y blanco. La abstracción se sustituye por una reconocible figuración y la obra adquiere, incluso por los materiales que la conforman, un matiz social y moral. Hasta mediados de los sesenta el negro fue el color protagonista de sus obras, pero a partir de 1964-65 el blanco cobrará un papel cada vez más importante, como se puede ver en sus “Antropofaunas”, en las que se inspira este seguidor. Millares fue cofundador del grupo El Paso en 1957, inicia su carrera en Canarias, imbuido del ambiente surrealista desarrollado en torno a Óscar Domínguez. Su obra gira en torno a dos preocupaciones esenciales, que en realidad son una sola: el surrealismo con su interés por el subconsciente y lo primigenio, y las raíces profundas de las culturas desaparecidas, en concreto de los guanches. De formación autodidacta, Millares debutó individualmente en 1945, en el Círculo Mercantil de Las Palmas, y tras cuatro años experimentando con el surrealismo decide centrar definitivamente su obra en la abstracción. En 1951 participó en la I Bienal Hispanoamericana de arte, celebrada en Madrid y que supuso su encuentro definitivo con la realidad artística contemporánea. Ese mismo año celebra su primera exposición en la península, en las galerías Jardín de Barcelona. Desde ese momento celebró exposiciones y participó en colectivas en España, Cuba, Brasil, Francia, Alemania y Estados Unidos, entre otros países. En 1955 su obra da un giro fundamental, que distinguirá un antes y un después en su lenguaje, y que se produce en torno al descubrimiento de la arpillera como soporte. Así, deja atrás las obras influidas por las pictografías canarias, resultado de su interés por el surrealismo y la arqueología, y comienza a utilizar la arpillera como un elemento que añade a la superficie del cuadro, junto con otros materiales como arena, cerámica o madera. Para el autor, la arpillera es una evocación de las telas con las que se envolvían las momias guanches, descubiertas por Millares en el Museo Canario. Es también 1955 el año de su establecimiento en Madrid; allí, bajo la influencia de Burri, las arpilleras pasarán a convertirse en soporte, en el elemento esencial de sus obras. Dos años después confundará el grupo El Paso, en el que tendrá un papel decisivo. Actualmente, Manolo Millares está representado en numerosos museos de todo el mundo, como el MOMA de Nueva York, la Tate Gallery de Londres, el Reina Sofía de Madrid, el de Bellas Artes de Bilbao, el de Arte Abstracto de Cuenca o el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden de Washington D.C.
Seguidor de MANOLO MILLARES (Las Palmas de Gran Canaria, 1936 – Madrid, 1972). “Antropofauna”. Técnica mixta sobre lienzo. Firmado en el ángulo inferior derecho. Medidas: 59 x 69 cm; 63 x 73 cm (marco). Esta obra sigue fielmente los modelos estéticos establecidos por Manolo Millares, artista conocido también por sus “antropofaunas”. Estos modelos estéticos tienen que ver con la explotación al máximo de las posibilidades de la arpillera, que desgarra, rompe, perfora, cose y recose, ensalzando así el valor de la materia como vehículo de expresión de Manolo Millares. Su paleta se reduce y se torna sobria, predominando el ocre de la arpillera y los colores negro, rojo y blanco. La abstracción se sustituye por una reconocible figuración y la obra adquiere, incluso por los materiales que la conforman, un matiz social y moral. Hasta mediados de los sesenta el negro fue el color protagonista de sus obras, pero a partir de 1964-65 el blanco cobrará un papel cada vez más importante, como se puede ver en sus “Antropofaunas”, en las que se inspira este seguidor. Millares fue cofundador del grupo El Paso en 1957, inicia su carrera en Canarias, imbuido del ambiente surrealista desarrollado en torno a Óscar Domínguez. Su obra gira en torno a dos preocupaciones esenciales, que en realidad son una sola: el surrealismo con su interés por el subconsciente y lo primigenio, y las raíces profundas de las culturas desaparecidas, en concreto de los guanches. De formación autodidacta, Millares debutó individualmente en 1945, en el Círculo Mercantil de Las Palmas, y tras cuatro años experimentando con el surrealismo decide centrar definitivamente su obra en la abstracción. En 1951 participó en la I Bienal Hispanoamericana de arte, celebrada en Madrid y que supuso su encuentro definitivo con la realidad artística contemporánea. Ese mismo año celebra su primera exposición en la península, en las galerías Jardín de Barcelona. Desde ese momento celebró exposiciones y participó en colectivas en España, Cuba, Brasil, Francia, Alemania y Estados Unidos, entre otros países. En 1955 su obra da un giro fundamental, que distinguirá un antes y un después en su lenguaje, y que se produce en torno al descubrimiento de la arpillera como soporte. Así, deja atrás las obras influidas por las pictografías canarias, resultado de su interés por el surrealismo y la arqueología, y comienza a utilizar la arpillera como un elemento que añade a la superficie del cuadro, junto con otros materiales como arena, cerámica o madera. Para el autor, la arpillera es una evocación de las telas con las que se envolvían las momias guanches, descubiertas por Millares en el Museo Canario. Es también 1955 el año de su establecimiento en Madrid; allí, bajo la influencia de Burri, las arpilleras pasarán a convertirse en soporte, en el elemento esencial de sus obras. Dos años después confundará el grupo El Paso, en el que tendrá un papel decisivo. Actualmente, Manolo Millares está representado en numerosos museos de todo el mundo, como el MOMA de Nueva York, la Tate Gallery de Londres, el Reina Sofía de Madrid, el de Bellas Artes de Bilbao, el de Arte Abstracto de Cuenca o el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden de Washington D.C.
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