"La Anunciación" Óleo sobre tabla. 41 x 31 cm. Al dorso inscripción: "Blanche de Castille Fondatrise du Mon..tee(monastere) du Lis" Esta valiosísima y curiosa tabla "como veremos más adelante" representa el episodio de la Anunciación en los lujosos aposentos privados de la Virgen. Ella aparece arrodillada delante de una de mesa decorada con un paño encarnado con ribetes dorados, sobre el que se apoya el libro que estaba leyendo hasta la súbita aparición del enviado de Dios. La llegada del arcángel ha provocado que la Virgen se distraiga de su lectura y gire el rostro para observar al inesperado visitante. San Gabriel como de costumbre llega por la parte izquierda de la escena. Está de pie, en acto de aproximación a la Virgen, por ello se le remarca la pierna derecha bajo la túnica, con las alas desplegadas en diferentes posiciones. En la mano izquierda empuña un cetro dorado rematado en una especie de flor de lis: se trata del bastón de mensajero, que, según Réau, viene a ser una transposición del que portaba el dios Mercurio “mensajero de Júpiter, a quien el ángel Anunciador toma su vara de heraldo antiguo, bastón de mando confiado por el emperador celestial a su embajador extraordinario y plenipotenciario”. Extiende el brazo derecho señalando con sus dedos índice y corazón hacia el cielo para remarcar que el mensaje que le trae procede directamente de Dios. Este “gesto oratorio”, según Réau, está tomado directamente de “las estatuas de los filósofos de la antigüedad, extiende la mano derecha hacia la Virgen, elevando el índice para subrayar sus palabras”. Por su parte, María se lleva la mano izquierda al pecho en signo de acatamiento del mensaje divino, mientras que con la derecha aún sujeta una página del libro que estaba leyendo. Viste manto azul, pero en este caso es un azul muy oscuro y además poblado de pequeñas flores de lis doradas. Peina una amplísima cabellera ligeramente ondulada que cae en dos grandes mechones a ambos lados de la cabeza. Su rostro, ovalado, con rasgos faciales diminutos, potente mentón y frente despejada, retrotrae a modelos flamencos. Por su parte el arcángel viste una larga túnica rojiza que tan solo permite verle los dedos de uno de los pies, y sobre ella una sobretúnica verde abierta de frente y abrochada al cuello por un broche en forma de cuadrifolia dorada. Ambos personajes han sido concebidos con unos volúmenes bien definidos y con un interés por la naturalidad tanto en los movimientos como en las expresiones. El estudio de la perspectiva no está completamente conseguido, aunque utiliza para su consecución algunos recursos como las líneas que forman las baldosas de mármol de diferentes colores (verde, amarillo y rojo) que pavimentan el suelo o la posición de la cama. El pintor ha decidido captar el máximo número de detalles de la estancia, caso de la cama con cortinajes o los sitiales decorados con terciopelo encarnado y sobre los que reposan dos cojines con motivos florales y ribetes con flecos dorados. En primer término, figura un jarro con lirios, atributo que alude a la pureza de la Virgen María, y más especialmente a su virginidad, a quien San Bernardo llama inviolable castitatis lilium. En la parte superior de la escena, entrando por la única ventana del aposento, que fuga en un lejano paisaje que combina tierra y mar, la asistencia del Espíritu Santo se destaca por la presencia de la paloma simbólica y los destellos que le rodean, uno de los cuales recae sobre el rostro de la Virgen para poner el acento en el misterio de la Encarnación. Se trata de una composición armónica, muy bella y con una riquísima gama de colores. El detalle más misterioso de la tabla lo encontramos en su parte posterior dado que figura una inscripción en francés: “Blanche de Castille Reine Fondatrice du Monastere du Lis”. Blanca de Castilla fue reina consorte de Francia por su matrimonio con Luis VIII, y a su vez fue la madre del rey santo Luis IX. Ignoramos el motivo de la aparición de dicha inscripción, per
"La Anunciación" Óleo sobre tabla. 41 x 31 cm. Al dorso inscripción: "Blanche de Castille Fondatrise du Mon..tee(monastere) du Lis" Esta valiosísima y curiosa tabla "como veremos más adelante" representa el episodio de la Anunciación en los lujosos aposentos privados de la Virgen. Ella aparece arrodillada delante de una de mesa decorada con un paño encarnado con ribetes dorados, sobre el que se apoya el libro que estaba leyendo hasta la súbita aparición del enviado de Dios. La llegada del arcángel ha provocado que la Virgen se distraiga de su lectura y gire el rostro para observar al inesperado visitante. San Gabriel como de costumbre llega por la parte izquierda de la escena. Está de pie, en acto de aproximación a la Virgen, por ello se le remarca la pierna derecha bajo la túnica, con las alas desplegadas en diferentes posiciones. En la mano izquierda empuña un cetro dorado rematado en una especie de flor de lis: se trata del bastón de mensajero, que, según Réau, viene a ser una transposición del que portaba el dios Mercurio “mensajero de Júpiter, a quien el ángel Anunciador toma su vara de heraldo antiguo, bastón de mando confiado por el emperador celestial a su embajador extraordinario y plenipotenciario”. Extiende el brazo derecho señalando con sus dedos índice y corazón hacia el cielo para remarcar que el mensaje que le trae procede directamente de Dios. Este “gesto oratorio”, según Réau, está tomado directamente de “las estatuas de los filósofos de la antigüedad, extiende la mano derecha hacia la Virgen, elevando el índice para subrayar sus palabras”. Por su parte, María se lleva la mano izquierda al pecho en signo de acatamiento del mensaje divino, mientras que con la derecha aún sujeta una página del libro que estaba leyendo. Viste manto azul, pero en este caso es un azul muy oscuro y además poblado de pequeñas flores de lis doradas. Peina una amplísima cabellera ligeramente ondulada que cae en dos grandes mechones a ambos lados de la cabeza. Su rostro, ovalado, con rasgos faciales diminutos, potente mentón y frente despejada, retrotrae a modelos flamencos. Por su parte el arcángel viste una larga túnica rojiza que tan solo permite verle los dedos de uno de los pies, y sobre ella una sobretúnica verde abierta de frente y abrochada al cuello por un broche en forma de cuadrifolia dorada. Ambos personajes han sido concebidos con unos volúmenes bien definidos y con un interés por la naturalidad tanto en los movimientos como en las expresiones. El estudio de la perspectiva no está completamente conseguido, aunque utiliza para su consecución algunos recursos como las líneas que forman las baldosas de mármol de diferentes colores (verde, amarillo y rojo) que pavimentan el suelo o la posición de la cama. El pintor ha decidido captar el máximo número de detalles de la estancia, caso de la cama con cortinajes o los sitiales decorados con terciopelo encarnado y sobre los que reposan dos cojines con motivos florales y ribetes con flecos dorados. En primer término, figura un jarro con lirios, atributo que alude a la pureza de la Virgen María, y más especialmente a su virginidad, a quien San Bernardo llama inviolable castitatis lilium. En la parte superior de la escena, entrando por la única ventana del aposento, que fuga en un lejano paisaje que combina tierra y mar, la asistencia del Espíritu Santo se destaca por la presencia de la paloma simbólica y los destellos que le rodean, uno de los cuales recae sobre el rostro de la Virgen para poner el acento en el misterio de la Encarnación. Se trata de una composición armónica, muy bella y con una riquísima gama de colores. El detalle más misterioso de la tabla lo encontramos en su parte posterior dado que figura una inscripción en francés: “Blanche de Castille Reine Fondatrice du Monastere du Lis”. Blanca de Castilla fue reina consorte de Francia por su matrimonio con Luis VIII, y a su vez fue la madre del rey santo Luis IX. Ignoramos el motivo de la aparición de dicha inscripción, per
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