Óleo sobre lienzo pegado a tabla. Medidas: 42 x 31 cm. Procedencia: antigua colección particular catalana, llegado a España a través de Francisco Antonio Pablo Sieni, Primer Obispo Auxiliar de la Habana (1787-1793), colección particular, Vilanova i la Geltrú, España. José Nicolás de Escalera Tamariz (La Habana, Cuba, 8 de septiembre de 1734 – Ibídem, 3 de julio de 1804) nace el 8 de septiembre de 1734 en La Habana, siendo bautizado en la antigua Parroquial Mayor de San Cristóbal de La Habana el miércoles 15 de septiembre siguiente, fue su padrino el Capitán Juan de Santiago. Tercero de los hijos del matrimonio de Agustín Francisco Isidoro de Escalera Tamariz, natural de la ciudad de Écija en España, y Manuela Domínguez, natural de La Habana. Fueron sus abuelos paternos Alonso Joseph de Escalera Tamariz y Francisca Salvadora de Ostos Méndez, los maternos lo fueron Pedro Joseph Domínguez y Inés de los Diez. Tuvo dos hermanas llamadas: Josefa Teresa e Inés María de Escalera Tamariz. Según su propio testamento, llegó con su trabajo a tener esclavos y propiedades que dejó a su muerte a sus hermanas: muere enfermo, un mes después de testar y aún soltero, el 3 de julio de 1804 contaba con 69 años. El artista fue enterrado, al día siguiente, amortajado con el hábito de Nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán en una propiedad de sus ascendientes maternos, frente al altar de San Juan Nepomuceno en la Iglesia del antiguo Convento de los Padres Dominicos en La Habana, San Juan de Letrán. Escalera nunca firmó ninguna de sus obras o documento con su segundo apellido, firmando «Jph. Nicolas de Escalera» o simplemente Escalera, pero en los distintos autos de compraventa, liquidación e incluso en la testamentaria de su padre y de su tía materna, estos le nombran «Joseph Nicolas de Escalera Tamariz» que son sus verdaderos apellidos, como los de su padre y su abuelo; así mismo se nombran sus hermanas. Poco sabemos de la preparación artística de Escalera, si bien bebió de las corrientes llegadas del barroco sevillano de Murillo, que vivió un siglo antes en Sevilla, «…de Escalera, todas proporciones respetadas, puede decirse lo que se ha dicho del maestro sevillano: “sus santos son profesionales. Expresa seguramente la devoción sospechosa de una ciudad que pasea, los días de fiesta religiosa, ídolos vestidos y cubiertos con joyas falsas. Es insinuante, santurrón, dulzón”». En esta época se desarrolla en Cuba el barroco, tardío y en abierta decadencia en Europa, adueñándose fundamentalmente de la arquitectura religiosa y la decoración de sus interiores, manifestándose en la opulencia y exuberancia de las fachadas y retablos, donde la pintura forma parte indispensable. Muchas piezas que hoy conocemos independientes no son más que partes de viejos retablos. Ejemplo de ello es la Santísima Trinidad de Escalera, hoy en el Museo Nacional de Bellas Artes y que perteneció a un retablo de la Iglesia del Convento de San Francisco de Asís en La Habana Vieja. No podemos determinar si Escalera llegó a Santa María del Rosario como protegido del conde de Casa Bayona, o si fue presentado a éste por los Padres Dominicos del Convento de San Juan de Letrán, lo cierto es que estuvo muy ligado tanto al Conde como a los frailes. También puede afirmarse, por el arraigo y gran diapasón de santos dominicanos en su pintura, que el artista estuvo muy influenciado por su gran religiosidad, celo hacia esta orden y su patrona la Santísima Virgen del Rosario, es muy probable que hasta aprendiera con alguno de ellos las técnicas sobre pintura y escultura, llegando luego a ponerle su propio sello personal. Cabe acotar que Escalera fue enterrado amortajado con el hábito de Santo Domingo de Guzmán en el Convento de San Juan de Letrán. Se considera, sin duda alguna, que la consagración de su obra lo constituyen los trabajos realizados para la Iglesia Parroquial de la Ciudad de Santa María del Rosario en la ciudad del mismo nombre, actual término municipal del Cotorro en La Habana, Cub
Óleo sobre lienzo pegado a tabla. Medidas: 42 x 31 cm. Procedencia: antigua colección particular catalana, llegado a España a través de Francisco Antonio Pablo Sieni, Primer Obispo Auxiliar de la Habana (1787-1793), colección particular, Vilanova i la Geltrú, España. José Nicolás de Escalera Tamariz (La Habana, Cuba, 8 de septiembre de 1734 – Ibídem, 3 de julio de 1804) nace el 8 de septiembre de 1734 en La Habana, siendo bautizado en la antigua Parroquial Mayor de San Cristóbal de La Habana el miércoles 15 de septiembre siguiente, fue su padrino el Capitán Juan de Santiago. Tercero de los hijos del matrimonio de Agustín Francisco Isidoro de Escalera Tamariz, natural de la ciudad de Écija en España, y Manuela Domínguez, natural de La Habana. Fueron sus abuelos paternos Alonso Joseph de Escalera Tamariz y Francisca Salvadora de Ostos Méndez, los maternos lo fueron Pedro Joseph Domínguez y Inés de los Diez. Tuvo dos hermanas llamadas: Josefa Teresa e Inés María de Escalera Tamariz. Según su propio testamento, llegó con su trabajo a tener esclavos y propiedades que dejó a su muerte a sus hermanas: muere enfermo, un mes después de testar y aún soltero, el 3 de julio de 1804 contaba con 69 años. El artista fue enterrado, al día siguiente, amortajado con el hábito de Nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán en una propiedad de sus ascendientes maternos, frente al altar de San Juan Nepomuceno en la Iglesia del antiguo Convento de los Padres Dominicos en La Habana, San Juan de Letrán. Escalera nunca firmó ninguna de sus obras o documento con su segundo apellido, firmando «Jph. Nicolas de Escalera» o simplemente Escalera, pero en los distintos autos de compraventa, liquidación e incluso en la testamentaria de su padre y de su tía materna, estos le nombran «Joseph Nicolas de Escalera Tamariz» que son sus verdaderos apellidos, como los de su padre y su abuelo; así mismo se nombran sus hermanas. Poco sabemos de la preparación artística de Escalera, si bien bebió de las corrientes llegadas del barroco sevillano de Murillo, que vivió un siglo antes en Sevilla, «…de Escalera, todas proporciones respetadas, puede decirse lo que se ha dicho del maestro sevillano: “sus santos son profesionales. Expresa seguramente la devoción sospechosa de una ciudad que pasea, los días de fiesta religiosa, ídolos vestidos y cubiertos con joyas falsas. Es insinuante, santurrón, dulzón”». En esta época se desarrolla en Cuba el barroco, tardío y en abierta decadencia en Europa, adueñándose fundamentalmente de la arquitectura religiosa y la decoración de sus interiores, manifestándose en la opulencia y exuberancia de las fachadas y retablos, donde la pintura forma parte indispensable. Muchas piezas que hoy conocemos independientes no son más que partes de viejos retablos. Ejemplo de ello es la Santísima Trinidad de Escalera, hoy en el Museo Nacional de Bellas Artes y que perteneció a un retablo de la Iglesia del Convento de San Francisco de Asís en La Habana Vieja. No podemos determinar si Escalera llegó a Santa María del Rosario como protegido del conde de Casa Bayona, o si fue presentado a éste por los Padres Dominicos del Convento de San Juan de Letrán, lo cierto es que estuvo muy ligado tanto al Conde como a los frailes. También puede afirmarse, por el arraigo y gran diapasón de santos dominicanos en su pintura, que el artista estuvo muy influenciado por su gran religiosidad, celo hacia esta orden y su patrona la Santísima Virgen del Rosario, es muy probable que hasta aprendiera con alguno de ellos las técnicas sobre pintura y escultura, llegando luego a ponerle su propio sello personal. Cabe acotar que Escalera fue enterrado amortajado con el hábito de Santo Domingo de Guzmán en el Convento de San Juan de Letrán. Se considera, sin duda alguna, que la consagración de su obra lo constituyen los trabajos realizados para la Iglesia Parroquial de la Ciudad de Santa María del Rosario en la ciudad del mismo nombre, actual término municipal del Cotorro en La Habana, Cub
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