Escuela sevillana; hacia 1700. “Piedad”. Óleo sobre lienzo. Conserva la tela original. Presenta restauraciones. Medidas: 34,5 x 44 cm; 44 x 54 cm (marco). En esta obra de carácter devocional, el autor representa la Piedad, situando a la Virgen y el cuerpo de Jesús en el centro de la composición de carácter triangular. El autor dispone una línea vertical construida por el rostro de la Virgen y acentuada por el perfil del cuerpo de Cristo, en oposición con la línea horizontal de su brazo derecho los que aporta a la escena gran sensación de estabilidad. La anatomía de Cristo, perfectamente descrita y de buscado clasicismo, deriva seguramente de la observación del natural, mientras que la vestimenta de la Virgen, con paños angulosos aporta una sensación de teatralidad a la pieza. La iconografía de la Piedad surge de una evolución gradual de cinco siglos y, según Panofsky, deriva del tema del Threnos bizantino, la lamentación de la Virgen sobre el cuerpo muerto de Jesús, así como de la Virgen de la Humildad. Los primeros artistas que ven las posibilidades de este tema son los escultores alemanes, encontrándose el primer ejemplo conservado en la ciudad de Coburg, una pieza de hacia 1320. Con el paso del tiempo la iconografía irá extendiéndose por Europa, y ya en el siglo XVII, después de la Contrarreforma, se convirtió en uno de los temas más importantes de la pintura devocional. El siglo XVII supone en la escuela sevillana la llegada del barroco, con el triunfo del naturalismo frente al idealismo manierista, una factura suelta y otras muchas libertades estéticas. En este momento la escuela alcanza su mayor esplendor, tanto por la calidad de las obras como por el rango primordial de la pintura barroca hispalense. Así, durante la transición al barroco que posteriormente sentó sus bases durante el siglo XVIII.
Escuela sevillana; hacia 1700. “Piedad”. Óleo sobre lienzo. Conserva la tela original. Presenta restauraciones. Medidas: 34,5 x 44 cm; 44 x 54 cm (marco). En esta obra de carácter devocional, el autor representa la Piedad, situando a la Virgen y el cuerpo de Jesús en el centro de la composición de carácter triangular. El autor dispone una línea vertical construida por el rostro de la Virgen y acentuada por el perfil del cuerpo de Cristo, en oposición con la línea horizontal de su brazo derecho los que aporta a la escena gran sensación de estabilidad. La anatomía de Cristo, perfectamente descrita y de buscado clasicismo, deriva seguramente de la observación del natural, mientras que la vestimenta de la Virgen, con paños angulosos aporta una sensación de teatralidad a la pieza. La iconografía de la Piedad surge de una evolución gradual de cinco siglos y, según Panofsky, deriva del tema del Threnos bizantino, la lamentación de la Virgen sobre el cuerpo muerto de Jesús, así como de la Virgen de la Humildad. Los primeros artistas que ven las posibilidades de este tema son los escultores alemanes, encontrándose el primer ejemplo conservado en la ciudad de Coburg, una pieza de hacia 1320. Con el paso del tiempo la iconografía irá extendiéndose por Europa, y ya en el siglo XVII, después de la Contrarreforma, se convirtió en uno de los temas más importantes de la pintura devocional. El siglo XVII supone en la escuela sevillana la llegada del barroco, con el triunfo del naturalismo frente al idealismo manierista, una factura suelta y otras muchas libertades estéticas. En este momento la escuela alcanza su mayor esplendor, tanto por la calidad de las obras como por el rango primordial de la pintura barroca hispalense. Así, durante la transición al barroco que posteriormente sentó sus bases durante el siglo XVIII.
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