Escuela andaluza; primera mitad del siglo XVII. “San Juan de la Cruz”. Madera tallada y policromada. Presenta leves faltas en la tabla y perdidas de la policromía. Medidas: 22 x17 cm. Esta escultura queda definida por el gran juego volumétrico que ha conseguido captar el escultor, a través de los pliegues de la túnica del protagonista. Dicha característica conjuga la volumétrica propia de la obra, con un exacerbado movimiento, que aporta un gran dinamismo. A pesar de que la figura religiosa ha perdido sus atributos puede ser identificado como Juan de Yepes conocido como San Juan de la Cruz (1542-1591) fue un mistico y poeta religioso, cuyas experiencias se inscriben en el círculo cercano de Santa Teresa de la Cruz. Junto a la santa fundó la orden de las carmelitas descalzas. En sus inicios trabajo como docente en el colegio de novicios de Mancera, y más tarde fundó el colegio de Alcalá de Henares, un lugar destacado debido a la universidad fundada por Cisneros, donde se impartían estudios de teología. Más adelante se convirtió en el confesor del monasterio de Santa Teresa. En 1577 fue encarcelado a causa de su enfrentamiento con la orden de las carmelitas calzadas, sin embargo, logró huir de la cárcel y trasladarse a Andalucía donde residió el resto de sus días. Dada la importancia otorgada a la imagen religiosa en el mundo hispánico, durante los siglos XVII y XVIII se crearon ambiciosas series pictóricas y amplios programas iconográficos para iglesias y conventos, además de estampas impresas, medallas y relicarios destinados a la devoción privada. En su conjunto, sin importar su dimensión o soporte, estas imágenes cumplían con el objetivo de sacralizar la vida cotidiana más allá de los altares. La escuela granadina destaco durante este periodo, recibiendo y desarrollando los patrones estilísticos propios del barroco. Es evidente el papel de primer orden que desempeña la escuela andaluza de escultura durante el período que se ha dado en llamar Siglo de Oro; a ella pertenecen una serie de maestros de indiscutible valía que supieron aunar en sus obras la extraordinaria calidad técnica y la profundidad religiosa, acordes con el ambiente de su época, plenamente conectado con los gustos de la clientela, más interesada por la obra de temática religiosa que por los encargos de carácter profano, marcando así una diferencia sustancial con respecto a la producción de otros países de Europa. Cabe destacar también el desarrollo económico y la pujanza que experimenta Sevilla a partir del Descubrimiento de América, al haberse convertido en puerta y puerto de las Indias, se verá reflejado rápidamente en el arte; desde las primeras décadas del siglo comienzan a acudir constantemente a la ciudad maestros de distinta procedencia que buscan el mercado americano y la potencial clientela sevillana, cada vez más atraída por las nuevas formas artísticas que llegan de Italia.
Escuela andaluza; primera mitad del siglo XVII. “San Juan de la Cruz”. Madera tallada y policromada. Presenta leves faltas en la tabla y perdidas de la policromía. Medidas: 22 x17 cm. Esta escultura queda definida por el gran juego volumétrico que ha conseguido captar el escultor, a través de los pliegues de la túnica del protagonista. Dicha característica conjuga la volumétrica propia de la obra, con un exacerbado movimiento, que aporta un gran dinamismo. A pesar de que la figura religiosa ha perdido sus atributos puede ser identificado como Juan de Yepes conocido como San Juan de la Cruz (1542-1591) fue un mistico y poeta religioso, cuyas experiencias se inscriben en el círculo cercano de Santa Teresa de la Cruz. Junto a la santa fundó la orden de las carmelitas descalzas. En sus inicios trabajo como docente en el colegio de novicios de Mancera, y más tarde fundó el colegio de Alcalá de Henares, un lugar destacado debido a la universidad fundada por Cisneros, donde se impartían estudios de teología. Más adelante se convirtió en el confesor del monasterio de Santa Teresa. En 1577 fue encarcelado a causa de su enfrentamiento con la orden de las carmelitas calzadas, sin embargo, logró huir de la cárcel y trasladarse a Andalucía donde residió el resto de sus días. Dada la importancia otorgada a la imagen religiosa en el mundo hispánico, durante los siglos XVII y XVIII se crearon ambiciosas series pictóricas y amplios programas iconográficos para iglesias y conventos, además de estampas impresas, medallas y relicarios destinados a la devoción privada. En su conjunto, sin importar su dimensión o soporte, estas imágenes cumplían con el objetivo de sacralizar la vida cotidiana más allá de los altares. La escuela granadina destaco durante este periodo, recibiendo y desarrollando los patrones estilísticos propios del barroco. Es evidente el papel de primer orden que desempeña la escuela andaluza de escultura durante el período que se ha dado en llamar Siglo de Oro; a ella pertenecen una serie de maestros de indiscutible valía que supieron aunar en sus obras la extraordinaria calidad técnica y la profundidad religiosa, acordes con el ambiente de su época, plenamente conectado con los gustos de la clientela, más interesada por la obra de temática religiosa que por los encargos de carácter profano, marcando así una diferencia sustancial con respecto a la producción de otros países de Europa. Cabe destacar también el desarrollo económico y la pujanza que experimenta Sevilla a partir del Descubrimiento de América, al haberse convertido en puerta y puerto de las Indias, se verá reflejado rápidamente en el arte; desde las primeras décadas del siglo comienzan a acudir constantemente a la ciudad maestros de distinta procedencia que buscan el mercado americano y la potencial clientela sevillana, cada vez más atraída por las nuevas formas artísticas que llegan de Italia.
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