Excepcional y singular obra que combina la escultura con la pintura. Relieve en madera tallada, policromada, marmoleada y dorada sobre un fondo pintado al óleo sobre tabla. El fondo de esta composición nos presenta, pintado, el interior de una estancia en la que se recrea en el lado derecho un reloj que simboliza el paso del tiempo y en el lado izquierdo una puerta al exterior nos muestra una vista de un cementerio, en la que un esqueleto surge de una tumba. Esculpido en la misma madera y protagonista de la escena, un esqueleto representando la muerte, con la guadaña y múltiples elementos, asimismo esculpidos y policromados, en alegoría a la futilidad de la vida, que como corresponde a la tradición española desde la Edad Media, lao efímero de la vida humana, que se desvanece con rapidez, representa el carácter del hombre como perecedero. Como refleja éste maravilloso relieve, la muerte, sonriente, en una metáfora del final de la vida, ha vencido. A sus pies las dignidades efímeras: capelo cardenalicio, mitra, báculo, espada, azada y las riquezas, joyas, monedas de oro y por último los saberes acumulados por el hombre en vida representados por los instrumentos musicales y el globo terráqueo. Es llamativa la presencia de la cabeza decapitada perdiendo la corona, de un nativo tocado con un gran penacho de plumas. Encontramos manuscrito, en letras doradas, un fragmento del soneto "Del tiempo y la cuenta" del mexicano Fray Miguel de Gevara: "de mi mismo me pide el tiempo cuenta y si a dar voy la cuenta pide tiempo. Que quien gasto sin cuenta tanto tiempo como dará? Sin tiempo tanta cuenta". Con marco de madera tallada, dorada y esgrafiada de la época. Medidas tabla: 119,5 x 88,5 cm. Medidas totales: 135 x 104 cm.
Excepcional y singular obra que combina la escultura con la pintura. Relieve en madera tallada, policromada, marmoleada y dorada sobre un fondo pintado al óleo sobre tabla. El fondo de esta composición nos presenta, pintado, el interior de una estancia en la que se recrea en el lado derecho un reloj que simboliza el paso del tiempo y en el lado izquierdo una puerta al exterior nos muestra una vista de un cementerio, en la que un esqueleto surge de una tumba. Esculpido en la misma madera y protagonista de la escena, un esqueleto representando la muerte, con la guadaña y múltiples elementos, asimismo esculpidos y policromados, en alegoría a la futilidad de la vida, que como corresponde a la tradición española desde la Edad Media, lao efímero de la vida humana, que se desvanece con rapidez, representa el carácter del hombre como perecedero. Como refleja éste maravilloso relieve, la muerte, sonriente, en una metáfora del final de la vida, ha vencido. A sus pies las dignidades efímeras: capelo cardenalicio, mitra, báculo, espada, azada y las riquezas, joyas, monedas de oro y por último los saberes acumulados por el hombre en vida representados por los instrumentos musicales y el globo terráqueo. Es llamativa la presencia de la cabeza decapitada perdiendo la corona, de un nativo tocado con un gran penacho de plumas. Encontramos manuscrito, en letras doradas, un fragmento del soneto "Del tiempo y la cuenta" del mexicano Fray Miguel de Gevara: "de mi mismo me pide el tiempo cuenta y si a dar voy la cuenta pide tiempo. Que quien gasto sin cuenta tanto tiempo como dará? Sin tiempo tanta cuenta". Con marco de madera tallada, dorada y esgrafiada de la época. Medidas tabla: 119,5 x 88,5 cm. Medidas totales: 135 x 104 cm.
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